Corto, de aroma fuerte, caliente, con mucho cuerpo y una capa de densa crema, son las características que definen a un buen Café.
Existe una infinidad de variedades de Café procedentes de diferentes orígenes, de las especies arábica o robusta. Todos muestran características distintas en cuanto a sabor ácido o amargo, cuerpo suave o áspero, aroma intenso o pobre y contenido en cafeína.
El café está presente cuando alguien no tan sólo desea hablar con otra persona sino que busca una mayor sintonía. Es como si gracias al café se consiguiese una mejor unión emocional o cuando menos existiese una mayor predisposición, reactivados los sentidos por el café para entender desde ese mismo plano emocional lo que otra persona desea contarnos.
El café está unido a los sentidos, al placer, al goce que nos permite una unión más profunda.
El café ayuda a aflorar las emociones e incluso podemos suponer que su unión con el gran germinador emocional que es la música, resulta muy relajante.
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